Las fobias infantiles

El miedo es una emoción muy común en los niños, tiene la función de protegerlos de peligros reales y tiene carácter evolutivo en su presentación, así es más frecuente que un niño a los 4 años presente miedo a separarse de sus padres que a los 9 años, sin embargo, a esta edad es más frecuente que tenga miedo a la enfermedad o al daño físico.

El miedo va evolucionando en las diferentes etapas del desarrollo del niño en función del tipo de estímulos a los que debe enfrentarse, teniendo de esta forma carácter adaptativo. No obstante, estos miedos <<normales>> pueden adquirir un carácter patológico convirtiéndose en una fobia cuando presenta una serie de características diferenciadoras como son: expresar una emoción exagerada hacia determinado estimulo, conductas de evitación hacia ese estimulo, duración elevada o deterioro significativo en la vida del pequeño.

La adquisición de estas fobias en los más pequeños tiene elementos comunes a la aparición en los adultos, el niño experimenta una situación potencialmente fóbica que le genera una emoción de miedo, en respuesta a este miedo el niño genera un comportamiento de inhibición o evitación que, al provocar una situación agradable y reducir la exposición al estímulo fóbico, refuerza la evitación y huida, esto vendría a ser un reforzamiento de la conducta de huir o evitar exponerse para sentirse bien.  Del mismo modo el expresar miedo hacia ese estímulo muchas veces se ve reforzado al recibir protección por parte de otras personas.

También en muchas ocasiones, las propias reacciones fisiológicas que experimenta el niño refuerzan su emoción de miedo, así por ejemplo en la fobia a hacer caca por la respuesta al dolor, les provoca estreñimiento que reforzará ese miedo. O en el caso de la fagofobia o miedo a atragantarse, la sensación de miedo provocará reducción de la salivación y tensión muscular que favorecerá las sensaciones de atragantamiento. O por ejemplo en la fobia a los globos , que principalmente está generada por el miedo al ruido cuando explotan o ligirofobia, les hace estar hipervigilantes auditivamente lo que les hará más sensibles todavía al ruido.

En el Centro de Psicología ALTEA somos especialistas en el tratamiento de fobias infantiles, si necesitas información sobre este tema estaremos encantados de atenderte.