Hablar con uno mismo… ¿siempre funciona?

Siguiendo con la exploración de lo que puede ofrecer la combinación del mundo virtual y la psicología, se ha llevado a cabo un experimento que prueba que hablar con uno mismo a través de una representación virtual modifica de forma positiva la perspectiva que se tiene de los problemas personales.

Esta vez ha sido un avatar con la cara de Sigmund Freud el que ha cruzado la línea que separa la realidad virtual del mundo real. Ya habían probado en otras ocasiones a jugar con ambos universos poniendo a un adulto real en el cuerpo de un niño virtual y a un hombre de raza blanca en el cuerpo de otro de raza negra, pero ahora el grupo de Investigación de Entornos Virtuales en Neurociencias y Tecnología Experimental (Event Lab) de la Facultad de Psicología de la Universidad de Barcelona (UB) ha ido un paso más allá volviendo a romper las fronteras entre lo real y lo virtual.

El investigador admite que desconocen «cómo funciona el nivel de activación cerebral» cuando los participantes se someten al experimento, pero asegura que la forma virtual de hablar con uno mismo «podría servir para ayudar a personas a afrontar problemas menores». Slater avanza que ya está «en contacto con clínicos para explorar este tema» pero estima que «la realidad virtual podría ser un enfoque útil y barato antes de la etapa de acceso a la terapia psicológica», por ejemplo.