DONAR ES UN PLACER

En estos días se ha hablado de la muerte de Pablo Ráez, por las repercusiones de su lucha contra la leucemia y como su campaña hacia las donaciones de médula han aumentado en Málaga gracias a su batalla y fabulosa actitud, ¡Bravo por Pablo, joven valiente y de gran fortaleza, que ha dejado un valioso legado!.
España es el país con mayor tasa de donantes de órganos del mundo. La Ley de Extracción y Trasplante de órganos 30/1979, asegura el altruismo de la donación y acceso al trasplante, bajo los principios de Voluntariedad, Gratuidad, Anonimato, Equidad.

Las donaciones pueden ser de vivo o tras fallecimiento  en casos de muerte cerebral y corazón parado. La actitud de la población en general es favorable hacia la propia donación  y la de un familiar, entre las razones que la favorecen están la  solidaridad y reciprocidad, sin embargo la obstaculizan el miedo a la posibilidad de una muerte aparente y no saber cómo hacerse donante.  La ausencia de expresión de los deseos del fallecido favorece la incertidumbre del familiar y hace difícil la donación, por lo que es importante conocer  la predisposición hacia la donación y tener una percepción de buena prestación sanitaria.

Son muchos los factores sociales y psicológicos que influyen en la donación de órganos, entre los psicológicos: la percepción del propio cuerpo, creencias religiosas y sobre la muerte, autoestima adecuada, locus de control o modo de atribución de responsabilidad de nuestras acciones, el motivo de logro (si este es hacia la propia satisfacción personal), la existencia o no de psicopatología, la estabilidad emocional y el valor de altruismo (ayudar a los demás sin esperar nada a cambio), la capacidad intelectual…

Del mismo modo la no donación se justifica con creencias erróneas de tipo religiosas, información errónea, temor a la muerte, desconfianza en los médicos, ausencia de planteamientos, sentimientos de indiferencia a los problemas ajenos, publicidad negativa, desconocimiento o indiferencia a los deseos familiares, problemas legales, demanda de camas y personal sanitario. En este sentido la actitud del personal sanitario favorece o bien obstaculiza la donación.

En los trasplantados se dan fases con características psicológicas: Ansiedad y temor a la intervención en la fase previa y en la posterior al trasplante se produce una euforia inicial, seguida de alerta hasta los 12 meses por temor al rechazo, adaptación hasta los 2 años y a partir de ese momento agotamiento, logrando la mejoría física y psicológica significativa con mantenimiento estable según otras variables como son el apoyo familiar, expectativas y motivación, hospitalizaciones, adherencia terapéutica, estrategias de afrontamiento…

En definitiva, con el trasplante se produce el cambio de rol de enfermo a sano y la familia ha de convertir la actitud protectora a compañerismo. Según KURZ (2001). Para las parejas de los trasplantados, el proceso de trasplante es comoSubirse a una montaña rusa” ya que la vida se caracteriza por una sucesión de “subidas y bajadas”.