EL MIEDO A ESTAR ENFERM@S

La hipocondría es uno de los trastornos de ansiedad que más preocupaciones genera a la persona, se basa en que la persona cree de forma infundada que padece alguna enfermedad grave. Está constantemente hipervigilante de todas sus sensaciones corporales en busca de algún síntoma que corrobore que realmente tiene una enfermedad grave. El miedo a enfermar es constante y completamente desmesurado e irreal.

La hipocondría en ocasiones afecta a ambientes familiares, de padres/madres  hipocondríac@s a hij@s hipocondríac@s, generándose unas dinámicas familiares muy perjudiciales de comprobaciones mutuas y auto evaluaciones.

Es innegable el componente obsesivo de los pensamientos de la persona a la hora de poder enfermar

Generalmente los síntomas de la hipocondría son:

  • Miedo a padecer una enfermedad grave
  • Hipervigilancia de las sensaciones corporales
  • Auto exámenes físicos para comprobar que todo es correcto
  • Visitas al médico de forma frecuente para realizarse pruebas médicas.
  • Ansiedad diaria
  • Irritabilidad
  • Rumiaciones constantes y obsesivas acerca de enfermedades que pueda padecer

Uno de los mayores factores de mantenimiento de la hipocondría, de los pensamientos recurrentes y miedos a enfermar, son las constantes comprobaciones rutinarias que la persona se realiza. El hecho de estar hipervigilante a las sensaciones corporales hace que inevitablemente detectemos algo, desde un ligero pinchazo en el costado, una arritmia, un dolor muscular… que activa todas nuestras alarmas generándonos unos niveles de ansiedad y estrés para el organismo muy perjudiciales. El miedo se instaura » ¿y si ese pinchazo significa que puedo tener un infarto?» Por lo que la persona acude a su servicio médico habitual y pide realizarse un chequeo. Aunque tras recibir los resultados, evidentemente negativos, la persona no se queda satisfecha, considera que el/la  especialista no le ha sabido examinar debidamente o no le ha realizado todas las pruebas posibles, por lo que se acaba recurriendo a un segundo especialista para comprobar que no padece ninguna enfermedad. Es una situación muy complicada y en bucle, ya que la persona acude al médic@ convencida de que está enferma, pero cuando reciben el diagnóstico y le dicen  que no tiene nada, en lugar de aliviarse, la persona se angustia aún más, ya que considera que  no ha sabido detectarle la enfermedad, y la persona está prácticamente segura de padecerla. Cada nueva comprobación que realice la persona agravará la ansiedad y fortalecerá el pensamiento obsesivo.

Por lo tanto este es un ciclo que hay que romper, desde la hipervigilancia corporal hasta los chequeos o pruebas médicas, tanto por parte del paciente, como de su entorno.

Este tipo de trastorno, ha de ser atendido por desde el trabajo de los pensamientos obsesivos y el cambio conductual, siempre guiad@s por un profesional de la psicología