ENGANCHADOS AL MOVIL

Los padres nos preocupamos por la conducta adictiva al móvil de nuestros hijos. Muchos de ellos cambian radicalmente su conducta, no sueltan el móvil ni para comer, se aíslan, bajan el rendimiento académico y empeoran el humor.Ante el intento por parte del adulto de restringirles el uso del móvil, se defienden argumentando que ellos mismos están todo el día con sus teléfonos móviles y que casi no se dialoga ya en casa.

La adicción a los móviles entre adolescentes y pre-adolescentes, es un problema, cada vez más común entre las familias. Cuantas veces se ve a grupos de jóvenes cada uno interactuando con sus móviles, casi sin decirse una palabra. No se llega a percibir los riesgos del uso abusivo de los móviles

Hay indicadores de esta adicción en los jóvenes, tales como:

– Trastornos del sueño

– Descenso del rendimiento escolar

– Abandono de las actividades que antes  resultaban placenteras.

– Progresivo aislamiento familiar y social

– Estado de ánimo fluctuante cuando no tienen acceso al móvil.

En el futuro, podría acarrear problemas de habilidades sociales, déficit en la expresión oral y escrita, dificultades en la solución de problemas  cara a cara.

Para prevenir estos problemas, es fundamental que los padres den ejemplo con su conducta, si los adultos no nos separamos del móvil, difícilmente podremos recriminarlo en nuestros hijos.

Es una buena medida retrasar la compra del móvil lo más tarde posible, hasta la adolescencia, sin ceder al chantaje de que todos sus amigos ya tienen móvil. Y en cualquier caso, utilizar tarjetas de prepago en vez de tarifa plana.

Potenciar el diálogo, acordar horarios, tiempo del uso del móvil… Uso racional y realización de otras alternativas de ocio

Sobre todo, el adulto es el principal modelo y ha de empezar por sí mismo a racionalizar el uso del móvil.