La psicología de las cuarentenas

En una situación de aislamiento forzado es habitual que se pueda producir una desestabilización, especialmente en personas vulnerables.

Un aspecto primordial en la contención de una epidemia es el factor humano, de su comportamiento y hábitos de conducta depende en gran medida la propagación de cualquier patógeno. Uno de los elementos destacables en esta contención es el de las personas en cuarentena, las cuales están sometidas a una especial carga de estrés y ansiedad. Este tipo de situaciones puede desembocar en sentimiento de frustración, ira, impotencia, culpa, soledad o confusión, y en personas con cierta vulnerabilidad producir trastornos de ansiedad, depresión, abuso de sustancias o estrés post-traumático. Es por ello que en este tipo de situaciones el componente psicológico es fundamental para sobrellevar de forma adaptativa esta condición de aislamiento.

Una forma de atenuar las consecuencias psicológicas que se derivan de esta cuarentena es destacar el altruismo y la enorme labor social que realiza el enfermo aislado, ya que es un acto de salvaguardar la salud de los demás, haciendo de esta forma una elaboración positiva de una situación potencialmente amenazante como es el aislamiento forzado.

Otro elemento clave en el mantenimiento de la estabilidad psicológica en una situación de aislamiento es el mantener la mente ocupada. Este factor es clave en cualquier situación de supervivencia, y es una forma muy eficaz de reducir el estrés y la ansiedad en este tipo de escenarios.

Pero uno de los componentes más importantes en una situación de aislamiento es contar con el apoyo de personas a nuestro lado. Este apoyo es primordial para no sufrir carencias tanto materiales como por ejemplo comida, agua, ropa etc, y psicológicas como puede ser la necesidad de contacto, estar informado y contar con apoyo emocional.